La tempestad había dejado aquel fin de semana en stand by. Las noches llegaban a su fin pero en el no había finales por decidir. Resulto ser el amor, una vez más, quien decidió retocar los corazones en esos días.
Al principio del final, las cosas no se terminaban con "buenas noches". Ni siquiera había comunicación entre los dos. Era un flujo de una dirección. Sin respuestas que aliviarán o entibiaran el alma.
En el medio, se encontraron en un motivo. Uno para poder continuar. Por lo menos para que él pueda razonar. Para entender que el tiempo, necesita su distancia.
Sobre los días del final, los viajes se daban en el alba. Pasiones que debían ser defendidas brillaban camino a un objetivo. El de encontrar razón. El de buscar comprensión.
Pues se da que los partidos de resultados pálidos, se pueden desempatar con el corazón en tan sólo dos minutos.
Algo que el final trajo a entender. Como el hecho que la historia se escribe con un poco de dolor. Se motiva con pasión. Se respeta al prójimo, y si se da, se termina con amor.
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