Romper con los esquemas que hacen a uno ponerse de pie para pelear mano a mano contra el diablo. Fuerza natural que uno posee para no rendirse. Cuestión de evolución, hechos solo para resistir y no morir.
Procurando llegar a las metas propuestas, uno todo lo hace. Todo lo empieza, todo lo completa. Es una forma de agradecerte cuanto has logrado en mi. Cuán fuerte has hecho mi corazón con tu dolor.
Y en domingos en familia, uno valora la sobremesa. Ya que tras tanto tiempo embarcando canoas sin remos, uno sabe como llegar igual. Mirando el cielo y las estrellas o resongando una y otra vez para que te vengan a buscar.
La niñez a veces tiene cosas que resolver recuerdo una vez escuchar. Palabras sabias, cosas que realmente se merecen superar. Es para estar mejor, para ser felices. O al menos encontrar ese nirvana estable, sin tener que hacer malabares en la cuerda floja.
Ocultados entonces en el mundo de dolores y rencores, uno enfrenta situaciones que sobrepasan al montón. Cosas que a veces, nos suelen atrapar. Pero siempre recordar, que la vida debe estar lista para amasar cualquier destino. Para curar cualquier andar sin vuelta atrás.
Para sentirla, disfrutarla y llenar el alma.
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