Ese es el momento de decir Adiós. Es el momento donde te das cuenta que todo lo que intentaste transmitir fue en vano. Porque te hartaste de transmitirlo de la mejor manera que querías. Porque te hartaste de demostrar confianza en cada suspiro, con cada sentido y con todo motivo. Porque ya no sabes que es lo que estas haciendo mal desde el comienzo del amor.
Una botella de vino salta a tu descargo. Se integra en tu sangre y en tus arterías se ahogan las heridas que tanto duelen. Los mensajes dejaron de sonar, los tonos ya no existen más. Tu vida es una desgracia. Te vez como un desastre andante. Pero aún así confías en tí. Te armas de valor y confías que sin ella, puedes seguir adelante. Y cuando te dicen que merecen arrancarte de sus vidas como si fuera una bandita, es cuando te das cuenta que no hiciste llegar los mensajes con el correcto mensajero. Ronca voz la que acarreas y malestar interno es el que te rodea.
Y es que el momento donde te encuentras frágil, es donde más fuerte te intentas ver. Porque crees que la razón de tu malestar soy yo. Porque creiste que iba a ser tu vida y porque en realidad no confiaste en esa esperanza. Porque me mataste en vos como si fuera un pequeño grano que ya no tiene su sabor salado. Porque ya no soy nada en tí.
Cuando el corazón bombea a bajas revoluciones, es porque la vida se te fue por la voz.
Fuiste dura conmigo, este golpe bajo no lo merezco. No cuando intente iluminar cada camino que vos querías tomar. Y cuando la persona que sepa amar llegue a tí, yo voy a seguir en el mismo cuadrado, buscando como salir de vos. Buscando como lograr vivir en vos sin que me odies en tu corazón.
Pero nunca lo olvides:
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