En el barrio aquel donde las desesperanzas existen constantemente,
sufre algún alma con voz desgarrada y ojos enrojecidos.
Esperando la suave y lenta perdición a la que el amor lo llevo.
Lo lleva en su interior sin encontrar razón ni corazón.
Del otro lado, una joven con ambiciones de crecer a lo grande.
Con la frente bien en alto y ojos que brillan ante cualquier vela.
Con una magía que está reprimida en un interior e intenta escapar.
Con energías que la llevan a entender el amor en la pasión.
Se cruzaron de miradas, se cruzaron de veredas.
Hablaron de miedos, de pasiones y desencuentros.
Sufrieron el frío que helaba a las calles, y el viento que llenaba las esquinas vacias.
Salieron jugando de primera y no volvieron para atras en la jugada.
Entonces, uno cree que puede explicarlos. Uno piensa en la necesidad de poder entenderlos. De poder verlos girar, de poder verlos volar. Y nunca entienderon quien puso esos caminos al paso. Tan apretados y a la vez tan separados por una distancia molecular infinitesimal..
¿A donde vas a salir hoy a buscar los ojos de esa mirada?
Un juego de palabras con una copa bien helada en una noche de frío polar.
Resumiendo, uno camina hacia adelante buscando el camino correcto.
Y también puede volver sobre sus pasos, sin perder el rumbo..
Tu rumbo.
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