Me desperté sintiendo un llanto. Uno muy similar a los del pasado. Aquel pasado que yo intentaba sanar tus heridas con mi bondad y tu confianza no resignaba ni un espacio para mi dignidad. Cuanto mas lo intentaba, mas me ahogabas en tus lagrimas.
En mis espacios siempre atendía tu auxilio de dolor. Me implorabas amor y yo te daba todo de mi corazón. Hasta eliminaba mis dolores para poder entender los tuyos. Poder concentrarme en tus puntos de luz para hacerlos brillar y que no tengas otra cosa mas que estar en paz.
Salimos del mismo lugar. Nos sentimos totalmente desolados a la hora de nuestros descontentos y fuera de lo que fuimos y lo que hoy somos, lo cual es nada, solo siento tus llantos como escalofríos en mi corazón. Como momentos que parecía que me merecía tener que vivir para tener tu amor.
Entre tanto dolor, espero que hayas encontrado un corazón que te entienda. Alguien a quien le queden bien tus gestos de princesa y tu suave y fina esencia de mujer. La que compartiste conmigo mientras preparabas el próximo capricho para presentarme por no quedarme hablando por teléfono toda la noche.
Aún me despierto asustado de no poder tenerte a mi lado. Pero desde lo cristalino que es mi corazón, mi presente no te olvidó. Te admiré, te presté todo de mi y aún asi tus temores me persiguen por no poder estar. Sos como un dejavu de una pesadilla que se esconde entre mis almohadas y en mi esencia todavía brotan tus lágrimas.
Espero que estés bien. Ningún papel con tu nombre en mi frizzer va a cambiar este destino difícil de borrar en mi. No puedo volver a mí ciudad por temor a volverte a ver. Pero yo sé que voy a estar bien. Cómo espero que vos también.
lunes, 25 de diciembre de 2017
viernes, 22 de diciembre de 2017
Los elementos de tu amor.
Tu piel es fuego.
Me enciende lenta y brutalmente.
Me encandila los ojos.
Y a mis labios desarma.
Tu sonrisa es aire.
Una destello que alienta mi alma.
Me seca la mente de solo observarla.
Me falta el aire si no puedo provocarla.
Tu esencia es agua.
Se escapa entre mis dedos.
Me acaricia todas las mañana.
Eres libre y fluir no te cuesta nada.
Tus ojos son tierra.
Me conectan al presente con una mirada.
No hay piso firme si no veo tu horizonte.
Porque en tus lágrimas se derritió mi alma.
El viento transporta tu esencia, tu piel y tu alma. Sos como una flor que se arropa en mis sabanas por las mañana y se esconde en el día cuando no hay un alba. Que se desviste en las noches con los lazos que la luna emana y te abraza como si fuera una corriente de cascada..
La única capaz de explicarse en mis días como si fueras aire, fuego, tierra o agua.
La única capaz de apropiarse de mi vida con tan solo una mirada.
miércoles, 20 de diciembre de 2017
El terror de la ciudad.
Te volves a
casa. Escuchas un trueno y los autos que acechan los charcos como si fueran
violentos episodios de una película de terror. Te empezas a poner incomodo, tu
piel se te eriza. Caminas más rápido pero sabes que ni eso te salva si te
llegan a chorear. Te pones como un animal con miedo cuando escuchas una moto y
cerras los ojos para poder llegar a tu casa. O al destino de ese día..
La ciudad no maneja tu bienestar.
Era un pueblo de mala espina. La gente se la pasaba de mal humor criticando a todo aquel que miraba sus ojos sin ninguna razón y el aire parecía estar contaminado por personas que carecían de sueños. Uno de esos lugares que tienen algo lindo que rescatar pero no recuerdo que es porque fue parte de un trago que tome para no tener que volver nunca más a esa ciudad.
Los recuerdos a veces vuelven a mi conciencia y no puedo sacar nada bueno de allá. La escoria de una ciudad que creció con tal ferocidad no tenía gente con bondad para animar las mañanas de todo aquel que las empezaba en una panadería para desayunar. Ni siquiera caminando te escapabas de los bocinazos de los inconscientes que retrasados a sus trabajos iban a llegar.
Fuera de los desechos tóxicos de cada gran ciudad, entre tanto malestar, encontré un bienestar. Empecé a frecuentar a la lejanía tu hermoso inspirar que tanto hacia a mi elocuencia transpirar por no poder esperar para por fin a tus labios besar. Una historia más de amor que se celebraba entre tanto pelo atrapado en la cañería de un desagüe.
Comenzamos con los escalofríos que el amor suele dar. Sus poemas siempre daban un alentar y ella a su voz la hacia especial de usar esas palabras con diminutivos que tanto uno ansía tener como símbolo de unidad. Cómo algo que nos hace sentir únicos en la vida del otro. Algo especial.. algo que rememorar.
Pero como toda gran ciudad, sus distancias siempre dieron algo que pensar. Por más que intentara mostrarle quien era de verdad, sus lágrimas no paraban de brotar. A veces tenían formas de "te extraño" como a veces formas de desconfianza que terminaban sin engaños pero con grandes tajos que sus pieles no podían hacer curar.
Pues claro, vivir en una lugar sin sentimientos siempre iba a generar tal enemistad. Si el amor hoy en día dejo de caminar por la costa y empezó a desaparecer entre las nubes tóxica del smog de la ciudad. Todos perdieron el corazón por caminar mirando su celular y se olvidaron que amar a veces comienza por aceptar que entre tanto caos que el día suele acarrear, una buena sonrisa te va esperar para lograr tu motivar.
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