De reiteradas situaciones, rieron sin temores.
Apoderándose de sus inocentes emociones.
Como brotes sin luz. Como voces sin soles.
Descubriendo esa melodía que creaban sus ojos, cuando se veían.
Se sentían inmensos en un instante efímero.
Sin vueltas que dar alrededor de cualquier vacío.
Como si el tiempo estuviese atrapado.
Entre sus momentos se quedaron.
Las estrellas brillaron tanto que se opacaron.
El cielo se tornaba incompleto.
Propios del cosmos que entre los dos emanaban.
Creando un sinfín de sensaciones inefables.
Esas miradas etéreas, que surgían sin querer.
Eran calambres que sus almas compartían.
Susurros que sus bocas no decían.
Son besos que el tiempo les daría.
Y con sublimes sensaciones, esta puerta abrirían.
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