Que extraño decir que te extraño.
Se suponía que el tiempo iba a curarlo todo. Me iba a dar a entender que los caminos poseen su propio destino y que no hacía falta luchar en su contra. Pero no fue tan así.
Te soñé conmigo. Sentí hasta cada beso en cada espacio de tu espalda y no quedaba cuerpo para que mis labios acaricien. En la timidez que lleva el momento, sentía que ya te conocía desde siempre. Y así lo siento.
Los besos que dabas estaban con miedo. Nunca te vi con tantas dudas. Con tantos miedos que resolver. Y lo único que quiero es tu bien. Quiero tus ojos tan brillantes como cuando me miras y tan predispuestos a mi amor.. al que tengo reservado para vos.
Los sueños explican algún tiempo en el futuro o del pasado. Es la única manera de vencer la realidad y explicarse a uno mismo que no hay corazón sin besos que dar. La forma de despertar para saber que no vas a poder besar. Que no voy a poder besarte.
Aún así, te extraño por lo que me dabas. Te extraño porque sentía tu amor sin que me lo quieras dar. Porque para mi estaba en tu naturaleza y la mía es realmente salvaje para entender la tuya... pero es pura y leal.
Pero bueno, al fin y al cabo..
Uno se resigna.
Y llega.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario