En el planetario mágico que el zenit de su sonrisa conlleva, hay un grado de vulnerabilidad que penetra mi bienestar.
No para llevarnos mal, sino para entender lo que somos. Dioses que no respetan soles. Que no escriben lo mismo porque luchan contra cualquier eventualidad que la vida tiene. Formas de dar, recibir y esperar.
Que encontramos en nosotros? Una nueva física nuclear? Una razón para desmoronar las iglesias? No.. se llaman energías. Y existen.
Y entonces me acuesto pensando que todo lo que vivimos nosotros, fueron sonrisas. Formas de ser libres. De ser uno. De entender que el verdadero amor nace de adentro. De lo que nos conocemos y admiramos como las personas que somos. De lo que sabemos dar. Y tambien recibir.
En la vida hay que enseñar. Hay que nutrir. Hay que esquivar y también plantar. Hay que sufrir como amar. Y hoy supe latir a tu lado. A tu costado, justo al lado de esa capa inacabable de energía que siempre te va proteger.
Entre los conscientes, nosotros somos su virtud. Su capacidad de sentir, de explorar. De sufrir y hasta explotar. Somos consciente de porque nos conocemos. Conscientes de porque vibramos al lado del otro si en realidad... recién nos conocemos.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario