Todo llega en su correcto momento.
Saber transitar los segundos tal como son, es parte de sentir que existimos sin un propósito. Así como el sol tiene su ocaso todos los días, saber esperar la naturaleza de las cosas es el desafío más hermoso de la vida humana.
Somos eternos en cada lugar y persona que transita en nuestro entorno. Cada plano terrenal tiene una frecuencia que no para de transformarse. Aceptar que todo tiene su ritmo es un gran comienzo para dejar de perseguir al destino.
Nada de lo que ocurre está fuera de la realidad única se desperdicia ni es aleatorio en el plan cósmico. Atraemos lo que damos.
lo que nos pertenece,
nos encuentra.
- Todo cae por su propio peso -
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