lunes, 19 de junio de 2017

Sol de Invierno.

Resulta que en lo eterna que puede ser la esperanza del amor, dos jóvenes vidas se cruzan en tiempos opuestos. De un lado, una joven chica que tiene todo en su relación a distancia. Que quiere y sabe que puede lograr hacerla andar y que confía plenamente que su amor es verdadero y real.
Del otro lado de la calle, un chico que intenta rescatar a esa relación. Caminando, o intentando, sobre los pasos que ya dió para salir de ese lugar. Ocupando en cada paso un nuevo sueño logrado. Pero que sabe que lo que falló fue la confianza y que no pudo ser mas que un personaje de ese cuento que termina con la caída en picada de un corazón.. de una ilusión. 

De estas situaciones, nace un sublime pero feroz latido de incertidumbre. Uno de ellos sufrió la distancia hace unos años. Por el otro, la distancia ya es parte de su ser. 

A veces pienso y medito, como es que dos vidas tan iguales pero a la vez tan defasadas  en el tiempo, se cruzan en este instante para darse a enseñar lo que aprendieron alguna vez a sufrir para poder amar. A sufrir por no poder tener esa calida ternura de cada mañana entre las sábanas y a luchar contra reloj para no pensar lo mucho que falta para vernos a los ojos aún así habiendo perdido lo que ya fue sufrido. Habiendo intentado lo que fue superado. Lo que sigue quemando sus días de no saber que pudo haber sido si la distancia no era un condimento en esa pocima de amor.

Los corazones laten y atraen compañeros de sufrimiento. Saben cuanto han dejado y cuanto falta dejar en cada latido. Saben hasta cuando pueden intentar dar todo.. aún así perdiendo lo ganado. Aún así ganando lo perdido.

Aún así, sin saber lo que podría haber sido..







jueves, 8 de junio de 2017

Ecos que no volverán.

Con ausencia y sin presencia, ya sos parte de mi esencia. Una forma de mutación en mi. Un te extraño y un beso. Un te amo sin ecos.

Ya no puedo enamorarme de ti porque estoy en tu olvido. Y soy parte de la sombra que te rodea. Una de ellas que te encuentra en la calle y no sabe que decir para asombrarte.

Es que no quiero olvidarte. Y no se como recuperarte ni tampoco como admirarte. Diste tanto en mi que ya no voy a buscarte más en la calle. Porque se que en vos, mi destino está atrapado bajo llave.

Hablemos de distancia.
De pasiones.
De amores.
De ese fuego insípido al probarlo y extramadamente ardiente al jugarlo. Con amargos de tragos y copas de helado que nos hacían recordar lo mucho que viajamos para bancar el curso de las cosas que nos tocó enfrentar.

No quiero olvidarte. No puedo hacerlo.
Dame redención. Dame una razón.
Que yo te quiero en mis días.
Yo te amo como el primer día.