Jamás olvidaría un lindo domingo de familia. Un momento tan cálido como ese no merece el exilio. No existen segundas chances para tales oportunidades. Pero siempre hay primeras. Las hay de todas las maneras posibles.
Una primer sentada en el sillón, una película de locos paranoicos.
Como aquella vez donde nuestros sentimientos volaron juntos de la mano.
Extraño tu voz. Extraño tu naturaleza y tus sentimientos.
Jamás voy a olvidar tus ojos. El color de tus uñas o la pasión que dejaste solamente para amarme. Es por ello que me aleje de vos. Me dio mucho miedo haber alterado una persona tan hermosa como la que eras. Pensé que podía darte lo mejor, enseñarte a nadar como también a volar.
Pero tus fantasmas me persiguen. No me es fácil continuar sin tus caricias.
Sin tus lágrimas constantes que lo único que exclamaban eran mi amor.
Quizás, los bellos momentos están hechos a corto plazo. Para disfrutar y olvidar.
Jamás voy a ser la persona que quería ser para vos. Pues verás, siento que desordene todo tu interior sólo para amarte más y más. Y me siento ultrajado porque desordene el mío de la misma manera.
Pero hoy te necesito. Siempre te necesito.
Mi inconsciente sufre y ruega por tus mimos.
Por tu esencia. Tu amor. Vos.
A lo mejor, no era nuestro tiempo. Y aún así, hay dimensiones en donde el tiempo no existe.
Pero jamás, jamás voy a olvidarme de vos. No pienso borrar ningún recuerdo nuestro. Ninguna foto, ningún cuadro. Ningún te amo. Porque vos me enseñaste a amar, porque vos me hiciste ver las cosas con el sentido que se merecía.
No pretendo que seas mi Dios.
Sólo enseñarte que lo que una vez estuvo, siempre va a estar. Porque cuando dejamos de estar en el horizonte del otro, siempre quedamos sobre el manto de los recuerdos.
Como vos. Como nosotros. Como todas las primeras veces..